29 de enero de 2012

Expone documental abusos sexuales en Ejército de EE.UU.


El Departamento de Defensa estadounidense estima que más de 19 mil hombres y mujeres en el Ejército fueron atacados sexualmente por sus compañeros en 2010 mientras servían en las fuerzas armadas.
Al menos 20% de las mujeres en servicio y 1% de los hombres –cerca de medio millón de soldados– han experimentado “trauma sexual” durante su servicio.
Estas alarmantes estadísticas, destaca la agencia AP, motivaron al documentalista Kirby Dick y a la productora Amy Ziering a realizar The Invisible War (La guerra invisible), un filme que examina la epidemia de violaciones dentro del Ejército estadounidense, cómo afecta a sus víctimas y por qué tan pocos casos son procesados.
Por cierto, la película debutó en el Festival de Cine de Sundance, donde compite en la sección de documentales estadounidenses.
Las estadísticas “simplemente eran tan pasmosas que al principio no lo creímos”, dijo Dick, agregando que de igual modo le sorprendió que no se hubiese hecho ninguna película sobre el tema.
A través de entrevistas con personas que han sido violadas y autoridades militares, The Invisible War sugiere que no es sólo la violencia y el acoso lo que traumatiza a las víctimas, sino la ausencia de justicia imparcial y las represalias que a menudo viven luego de denunciar el incidente.
El único recurso judicial de un soldado o una mujer militar violados es reportar el ataque a su comandante –incluso si éste fue el atacante–, y en manos de éste está investigar y procesar, sin importar la evidencia.
“Si lo investigan, y el investigador viene y dice, ‘tengo un caso que es pan comido. Puedo poner a este perpetrador en serie tras las rejas’, el comandante puede, por su cuenta, decidir, ‘No, enviaremos este caso a Consejo de Guerra’”, dijo Dick.
Un estudio de 2009 muestra que sólo 8% de los violadores militares son procesados.
The Invisible War presenta a los espectadores a Kori Cioca, una mujer militar que desertó de la Guardia Costera luego de haber sido golpeada y violada por su supervisor.
Cinco años después, Kori todavía sufre de trastorno por estrés postraumático y está esperando que la Administración de Veteranos de Guerra apruebe una cirugía que necesita para reparar las lesiones que sufrió durante el ataque.
El perpetrador, quien sigue sirviendo en la Guardia Costera, la golpeó con tanta fuerza que le dislocó permanentemente la mandíbula.
Los espectadores también conocerán a la primera teniente del cuerpo marino Ariana Klay, quien sirvió en Irak antes de ser violada por un oficial senior y un amigo de éste durante un emplazamiento en el Cuartel de la Marina elite en Washington.
El esposo de Klay, también un infante de Marina, lloró al describir su preocupación y temor de que su esposa se suicidara.
Otras víctimas de violación entrevistadas en el documental, incluyendo a Cioca, dijeron que consideraron quitarse la vida.
Hannah Sewell, quien proviene de una familia de militares, dijo que tiene problemas para convencerse a sí misma de que todavía es virgen luego de ser violada mientras servía en la Armada.
Su padre, usando su propio uniforme militar en el filme, recuerda el suceso entre lágrimas.
Dick y Ziering recorrieron el país para entrevistar a unas 70 víctimas de violaciones militares.
“En verdad no estábamos listos para todos los casos que escuchamos”, dijo Ziering.
“Tenían muchas similitudes y todos eran igual de horrorosos”.
Sin embargo, los cineastas dijeron que mantuvieron su optimismo a lo largo del proyecto y que les gratifica la recepción que el mismo ha tenido en Sundance, donde políticos como la senadora federal Barbara Boxer, de California; la representante federal Jackie Speier; el vicegobernador Gavin Newsom, y el representante federal Mike Turner, de Ohio asistieron a la premiere.
La laureada cantante Mary J. Blige también ha prometido escribir una canción original para la película.
“Nuestra mayor esperanza era y sigue siendo que el haber capturado las experiencias de los sobrevivientes y sus traumas ayude a cambiar la situación de cientos de miles de hombres y mujeres que están en las Fuerzas Armadas”, manifestó Dick.
También hay “un historial esperanzador”, añadió, porque cuando el Ejército se propuso prohibir la segregación y el racismo que reinaba entre las tropas a principios de los años sesenta, hicieron grandes progresos en sólo una década.
“Pueden hacer lo mismo con esto”, confió.







Fuente: http://ht.ly/8GHnP
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