20 de diciembre de 2011

De 'verichip' a 'biochip'



Tras el optimismo que me suscitó la inviabilidad de los chips RFID, por ser estos propensos a ser afectados por virus de caracter informático, quiero exponerles lo que quizás sea la otra cara de la moneda. Algo tan avanzado que me produce cierto desasosiego.
Prácticamente todos los dispositivos electrónicos creados por el hombre utilizan electrones para su funcionamiento. Por contra, la naturaleza suele usar protones. Los electrones no hacen buena interfase con las cosas vivas, que utilizan protones. Esta circunstancia hace que la comunicación entre los procesos biológicos y los electrónicos sea
enormemente complicada, en caso de darse.
En el cuerpo humano, los protones activan el “encendido” y el “apagado” en la transferencia de energía biológica. Los protones abren y cierran canales en las membranas celulares para transmitir hacia dentro o hacia fuera de la célula (por ejemplo, los protones son responsables de bombear la mucosa estomacal que en su momento se convierte en ácido).
Pero ahora, gracias a un nuevo tipo de ingenios creados en la Universidad de Washington por los científicos Marco Rolandi y M.P. Anantram, se ha cruzado la frontera entre los humanos y las máquinas: han construido un transistor que utiliza protones en lugar de electrones.
Se trata de un transistor de efecto campo biocompatible fabricado con nanofibras de maleic-chitosande – una modificación del quitosano,  obtenido de las cáscaras de los crustáceos que no emplea la industria alimentaria – de 5 micras de ancho (1/20 del ancho de un cabello humano promedio), sufiecientemente pequeño para ser implantado, que funciona de manera análoga a la de los transistores normales salvo por la particularidad de comunicarse por medio de protones en lugar de los ya consabidos electrones.
El equipo de trabajo incorporó chitosan – dado que funciona muy bien con protones en movimiento, porque absorbe agua y crea uniones de hidrógeno entre las que los protones pueden saltar de una a otra – en un prototipo de transistor de efecto de campo (que incluye compuerta, ductos, y terminales para la corriente).
El material es fácil de obtener (mucho más que el silicio o el germanio empleados en los semiconductores), es ecológico, biodegradable y además es compatible con los seres vivos.
Aunque por ahora el artefacto utiliza una base de silicio, haciendo que sea incompatible con los seres humanos, se espera encontrar – pronto – un sustituto para poder utilizarlo directamente.
Su objetivo último: crear dispositivos que puedan comunicarse de una forma eficaz y en tiempo real, con cierto tipo de funciones biológicas que involucran protones -incluso controlarlos (si una máquina pudiera percibir corrientes de protón, podría percibir las señales biológicas de manera directa, y si además pudiera generar corrientes de protón incluso podría controlar ciertas funciones de forma contínua e inmediata)- un primer paso hacia lo que  llaman “bionanoprotónica”. Lo cual podría traducirse como nanotecnología biológica en base a protones.




Fuente: http://mundodesconocido.com/WordPress/?p=2273

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